Un rato sin nada que hacer (Juliette)

Decidí que era hora de alejarme de los demás alumnos un rato, apenas veía las cosas que deseaba ver, tales como antes era aunque fuese a mi perro... sí, quería a mi perro, pero no era algo que yo soliera contar a la gente.
Bajé al sótano y comencé a oír un poco de música, el sonido de una guitarra. Seguí la melodía que sonaba escaleras abajo y descubrí a un chico tocando. El modelo de su guitarra era muy similar a la mía. Me quedé mirando esta, aqui nunca se sabe quién te pud haber robado. Cuand confirmé que esa guitarra no era la mía me senté por allí cerca hasta que terminó la cancion que tocaba.

— Pues... mas o menos desde la mitad de la canción —dije sinceramente, me había colado allí y en eso tenía razón, pero no me arrepentía de haber escuchado, había encontrado a otro músico — Pensé que esa era mi guitarra y me enfadé un poco al principio, no pretendía molestar — hacía unos minutos si que había estado dispuesta a dar la lata y bien, pero el caminar un rato y escuchar esa música me había calmado.

¿Apodos? Me hubiera gustado saber cómo consiguió ese en particular. ¿Quien sabe? A lo mejor me estaba tomando el pelo. Odiaba que me tomasen el pelo...
— Eh, yo soy Juliette — contesté no muy convencida, hice amago de acercarle la mano para que la estrechase pero dudé un momento con el brazo tendido para luego pensármelo mejor y volverlo a bajar —. Fue una bonita canción, hacía tiempo que no hablaba con otro músico, aqui, bueno, como ya imaginarás, solo hay gamberros — dije con una pícara sonrisa-

Me senté allí mismo en el suelo con las piernas cruzadas, no parecía muy dado a darme la conversación que yo andaba buscando.
— ¿Acaso te avergënza saber disfrutar de la música? No entiendo porqué escondes esa parte de tí — comenté mientras echaba un vistazo anhelante a la funda de su guitarra — ¿Puedo? — pregunté señalando esta con el dedo.

Sonreí y cogí la guitarra cuidadosamente, había aprendido a cuidar bien de mi preciado instrumento y supuse que sería igual para los demás músicos.
—Tranquilo, hace años que no rompo una cuerda — bromeé quiñándole un ojo.
Comencé a tocar una melodía que siempre me encantó, era de las que tocaba aún de niña, cuando no tenía los problemas que ahora. Me calmaba y tranquilizaba. No tenía letra, es más, siempre consideré que era como una especie de nana para niños.
Cuando terminé me quedé mirando las cuerdas, pensando lo mucho que habían cambiado las cosas, y le devolví la guitarra aún seria. Cambié de tema en seguida.
— Supongo que no estás aquí abajo por casualidad — alcé una ceja.

-Bueno, supongo que no es asunto tuyo -me reí. Hice una pausa para ver cómo respondía, pero decidí que mejor no esperarla -. En realidad vine para más o menos lo mismo, solo que no me traje guitarra alguna. No soy tan previsora como tú, Diablo. Seguramente me hubiese aburrido aquí abajo.
Era cierto, me había ido sin absolutamente nada con qué distraerme, seguramente de no haberme encontrado con él estaría medio dormida allí mismo, aunque, conociéndome, me hubiera dado igual, me hubiese limitado a quedarme apartada de los demás y sumirme en mis pensamientos.

— Para tí es como un hobby — comprendí. Sin embargo, para mí la música era mucho más que eso. Sonreí de todas formas, él creía que el que los demás supieran que tocaba lo desprestigiaría, pero en mi caso, había sido al contrario, le había dado más estima de la que pudieran haberle dado por haberle temido o algo por el estilo.
Me levanté y me dirigí a la salida, no sin antes dedicarle una última mirada antes de desaparecer.
— Ya nos veremos por ahí, Diablo. Y descuida —dije tras pensarlo un momento —, no diré nada, aunque en realidad no haya nada que decir.

off: oks, sigues en protección, pero te paso a mejores^^